domingo, junio 18, 2006

El tarro y los guijarros

En cierta conferencia, un viejo maestro debía realizar un monólogo sobre el tiempo, ante ilustres y célebres personalidades del mundo. En lo alto del estrado, el sabio profesor sacó de su chaqueta un frasco de cristal. Después sacó una bolsa de su bolsillo, que estaba llena de guijarros. A continuación, llenó el frasco de guijarros, hasta que no entraba ni uno más. Ante la expectante atención de los presentes, el ponente carraspeó y formuló una pregunta:

- ¿Está el tarro lleno?.

Los asistentes respondieron casi al unísono:

- Sí.

El profesor sacó otra bolsa de otro bolsillo, la cual contenía grava, y vertió el contenido de ésta sobre el bote. La grava, al ser más pequeña que la grava, fue rellenando los huecos que iba dejando los guijarros hasta que no cabía más grava. Se volvió hacia los estupefactos asistentes y volvió a formular la pregunta:

- ¿Está el tarro lleno?.

Ahora sólo la mitad de los asistentes respondieron:

- Sí.

El resto, por precaución, prefirió callar.

El profesor sacó de otro bolsillo otra bolsa, esta vez con arena, y vertió su contenido en el frasco, filtrándose entre los guijarros y la grava. Cuando ya no entraba más arena, el viejo maestro volvió a formular la pregunta:

- ¿Está el tarro lleno?

Los asistentes, atónitos, no sabían qué decir, hasta que uno dijo rompiendo el silencio:

- Es obvio que ya no entra nada más. El tarro ahora sí que está lleno.

Entonces el maestro sacó de su chaqueta una pequeña botella de agua, y vertió el líquido elemento en el tarro, llenando los minúsculos huecos vacíos que aún quedaban en el tarro. Cuando el contenido del tarro llegaba hasta el borde, el viejo profesor cerró el tarro.

Los sorprendidos asistentes no sabían qué decir. No sabían qué quería decir o demostrar aquel anciano.

Tras un silencio prolongado, el maestro miró a todos los asistentes y formuló su exposición:

- Nuestra vida es como este tarro que ustedes ven. Los guijarros representan las cosas más importantes y esenciales de sus vidas, las más prioritarias, tales como su familia, su salud, sus sueños o su propia felicidad. La grava representa las cosas que son importantes pero no tan esenciales o prioritarias. La arena representa cosas que son poco importantes o necesarias. Para poder llenar el tarro es preciso meter primero los guijarros, después la grava, la arena y el agua, de mayor a menor tamaño, y no en otro orden. Si quieren una vida llena, no antepongan las menudencias a las prioridades. Pregúntense cuáles son los guijarros más grandes o importantes de su vida, y empiecen a llenar el tarro de su vida con esos guijarros en primer lugar.

Hubo un lapso de silencio, en el que los presentes reflexionaron cada una de estas palabras. Tras ese tiempo de reflexión, el auditorio entero se levantó y con una gran ovación reconocieron y alabaron la lección de aquel viejo maestro.

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