viernes, octubre 28, 2011

La importancia de saludar

Cuenta una historia que un Judío trabajaba en una planta empacadora de carne en Noruega. Un día terminando su horario de trabajo, fue a uno de los refrigeradores para inspeccionar algo; se cerró la puerta con el seguro y se quedó atrapado dentro del refrigerador. Golpeó fuertemente la puerta y empezó a gritar, pero nadie lo escuchaba. La mayoría de los trabajadores se habían ido a sus casas, y era casi imposible escucharlo por el grosor que tenía esa puerta.

Llevaba cinco horas en el refrigerador al borde de la muerte.

De repente se abrió la puerta. El guardia de seguridad entro y lo rescató. Después de esto, le preguntaron al guardia a qué se debe que se le ocurrió abrir ésa puerta sino es parte de su rutina de trabajo ??.

Él explicó: llevo trabajando en ésta empresa 35 años; cientos de trabajadores entran a la planta cada día, pero él es el único que me saluda en la mañana y se despide de mi en las tardes. El resto de los trabajadores me tratan como si fuera invisible. Hoy me dijo “hola buenos dias” a la entrada, pero nunca escuché, hasta mañana, Yo espero por ese hola, buenos días, y ése chao o hasta mañana, cada día. Sabiendo que todavía no se había despedido de mi, pensé que debía estar en algún lugar del edificio, por lo que lo busqué y lo encontré”.

2 comentarios:

dijo...

Qué gran historia, Rafa, qué gran historia.
Hacen falta personas así.
Abrazos.

Sentimientos! dijo...

Querido amigo
esta historia es todo sentimiento,cordialidad y don de buena gente:)
Gracias por compartirlo.
Un abrazo y buen fin de semana junto a los afectos.