Si retiramos las piedras del camino del agua, las cascadas perderían su canción.
Son los obstáculos los que hacen que nuestras aguas prosigan. Ninguna roca, por muy dura o resistente que sea, es capaz de detener el agua. Ésta tiene la sabiduría para contornerarla y proseguir adelante, con la fuerza de la suavidad.
Nada es más suave, y al mismo tiempo tan fuerte, como el agua. Fluye firme y lentamente, con la sabiduría de tener el mismo destino que el hombre: seguir adelante.
Así es también nuestra vida. Los obstáculos existen para hacernos caminar cada vez más firmes, más determinados, totalmente entregados, confiados en la existencia.
Cuando el sufrimiento toque a tu puerta, no te lamentes ni te inquietes. Sé apenas un testigo de tu dolor. Siéntete privilegiado porque después de las batallas resurge el alma.
Frente a cualquier problema que te parezca sin solución, asume una actitud inteligente: respira.
Cuanto menos una persona parezca merecer tu amor, es quizá cuando más lo necesita. Perdona cuantas veces sea necesario. Libera tu corazón de resentimientos. Ábrete a nuevas emociones.
Sé flexible como las flores, y como las mariposas, cuando se enfrentan al fuerte viento. Siente los perfumes. Extiende tu mano y ofrece tu comprensión o tu amor. Vinimos a este mundo solamente para aprender a amar.
Ama. Poco... Mucho... Lo importante es amar siempre. Sólo el amor posee el milagro de multiplicarse cuando es dividido.
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