lunes, mayo 19, 2008

La rueda de la fortuna

La vida es un ciclo constante de cosas buenas y de cosas malas. Es como la rueda de la fortuna, representada en las cartas del tarot, donde dos monos están atados a la misma. Un mono triste cae hacia abajo, representando la mala suerte o su desdicha. Un mono extraño asciende, representando la buena suerte o la fortuna.

Esa rueda gira constantemente, sin cesar. Unas veces estarás arriba, y otras veces estarás abajo. Pero ésa es la perfección de la rueda, porque lo malo se complementa con lo bueno, equilibrando las fuerzas, el ying y el yang.

Con esta representación simplista de la vida, uno cabe reflexionar sobre lo que hacer en la misma. Normalmente, mientras estamos en lo alto de la rueda, no damos importancia a las cosas buenas que nos están pasando (salud, dinero, amor...). Pero, sin embargo, cuando estamos abajo, concentramos nuestras fuerzas destructivas en ese sentido, maldiciendo nuestra fortuna y dejándonos llevar por el libre albedrío con la esperanza de que las cosas cambiarán, como el tiempo metereológico. Creemos que la buena fortuna es nuestra naturaleza y que nos corresponde por derecho, sin merecerla. Olvidamos dar gracias por las cosas que tenemos, pero no nos faltan improperios cuando la providencia no nos sonríe. Somos seres caprichosos que queremos todo lo mejor "porque sí".

La rueda de la fortuna gira eternamente, pero tiene una manivela, la cual nos permitirá controlar la velocidad del giro. Luego entonces, en nuestras manos está el poder de acelerar nuestra estancia en la parte inferior, y desacelerar nuestra estancia en la parte superior, de apresurar nuestra desdicha y de demorar nuestra fortuna. Sólo hay que ser consciente que la rueda de la fortuna nos da la oportunidad de ejercer nuestra influencia sobre ella, al igual que ella influye sobre nosotros.

Si uno observa detenidamente esta carta del tarot, observará que en la parte superior de la rueda se encuentra una esfinge coronada y alada, con una espada sobre su hombro. Esta esfinge representa al hombre que domina su destino, controlando la rueda de la fortuna. Esa esfinge nos representa a todos y a cada uno de nosotros, revelándonos nuestro poder sobre la rueda, nuestro dominio sobre el destino gracias a nuestros méritos conseguidos a través de nuestra inteligencia, de nuestra habilidad y de nuestro esfuerzo.

Es nuestra actitud ante las situaciones la que nos premiará con una oportunidad o nos castigará con una desgracia.

Recuerda que si la Divina Providencia te da la espalda, tócale las nalgas, o que si tienes un limón, házte una limonada.

No hay comentarios: