Cuando alguien emprende el camino de la mentira, siempre cree que el trayecto será fácil y corto; se superan sin dificultad y con cierto placer los primeros obstáculos, pero pronto el bosque se espesa, la ruta se difumina y se ramifica en senderos que van a perderse en ciénagas; a cada paso uno se hunde o resbala, se irrita y dilapida sus fuerzas en vanas tentativas, cada una de las cuales viene a constituir una nueva imprudencia. Maurice Druon. "Los Reyes Malditos VI. La flor de lis y el león"
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