Si la lección es divertida, mucho mejor ;-)
Un millonario monta una frenética fiesta en una de sus mansiones. En un determinado momento pide silencio y la música se detiene. Mira hacia la piscina donde criaba unos feroces cocodrilos y dice:
- Voy a realizar una excéntrica apuesta. Aquel que logre cruzar sano y salvo esa piscina ganará todos mis lujosos coches. ¿Quién es el valiente que se atreve?
Los invitados, temerosos, permanecen mudos. Tras unos angustiosos y tensos minutos, el millonario insiste:
- El que se lance a la piscina, logre cruzarla y salir vivo al otro lado, ganará todos mis coches de lujo y mis aviones. ¿Hay presente algún valiente?
El silencio impera en la fiesta. El millonario insiste:
- Quien cruce la piscina no sólo ganará todos mis coches de lujo y mis aviones... también ganará mis mansiones.
En ese momento alguien salta a la piscina. Acontece una lucha intensa por la supervivencia, un lucha de fuerza, de destreza... una lucha a muerte. El hombre se defiende como puede. Agarra la boca de los cocodrilos con pies y manos. Retuerce la cola de los reptiles. Una inusitada violencia y una emoción sin parangón. La gente gritaba despavorida.
Después de algunos minutos de pánico y pavor, el valiente sale de la piscina lleno de arañazos, heridas, hematomas y casi muerto.
El millonario se aproxima, lo felicita y le pregunta:
- ¿Donde quiere que le entregue los coches?
- Gracias, pero no quiero sus coches.
Sorprendido, el millonario pregunta:
- ¿Y los aviones? ¿Donde quiere que se los entregue?
- Gracias, pero no quiero sus aviones.
Extrañado por la reacción del hombre, el millonario pregunta:
- ¿Y las mansiones?
- Yo tengo una bella casa, no necesito de las suyas. Puede quedarse con ellas. No quiero nada que sea suyo.
Impresionado, el millonario pregunta:
- Pero si usted no quiere nada de lo ofrecido, ¿qué quiere entonces?
- ¡Encontrar al bastardo que me empujó a la piscina!
MORALEJA: Somos capaces de realizar muchas cosas que a veces ni nosotros mismos nos creemos capaces de poder hacer. Pero necesitamos un empujoncito y, en ciertos casos, hasta algún bastardo es útil en nuestra vida.
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