Sabia fábula de Esopo, que nos recuerda una verdad muy cierta en nuestra vida.
Henchida de cebada, una mula se puso a saltar, diciéndose a sí misma:
- Mi padre es un caballo veloz en la carretera, y yo me parezco en todo a él.
Pero llegó la ocasión en que la mula se vio obligada a correr. Terminada la carrera, muy contrariada, se acordó de pronto de su verdadero padre el asno.
Moraleja: Siempre debemos reconocer nuestras raíces, respetando nuestras herencias y las ajenas.
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