viernes, abril 13, 2007

Juan

Hace apenas unos minutos ha fallecido Juan, el vecino de toda la vida.

Juan y su mujer, al igual que mis padres, fueron de los primeros vecinos del bloque, que habían invertido todos sus ahorros en cuatro ladrillos cuando estaba el solar. Sus hijos, junto conmigo y mis hermanos, nos hemos criado juntos y hemos ido al mismo colegio. Hemos compartido prácticamente de todo durante muchos años.

A mi mente vienen las fiestas por Navidad, por NocheVieja, o por algún cumpleaños, en nuestras propias casas o en el descansillo. Todo era alegría y felicidad.

Un instante ha bastado para apagar esa alegría que recordaré siempre mientras viva, así como su generosidad y su positivismo en la vida. Recordaré también que yo, al igual que él, también tengo un último instante, que puede ser cualquiera de los que me quedan.

A pesar de la pena y de las lágrimas que me produce su pérdida, soy feliz porque Juan fue una persona de gran corazón, que quería infinítamente a todo el mundo. Tuve la gran dicha de haber estado junto a él en vida, y de beber en su manantial de paz y de felicidad. Fue feliz y regaló felicidad a todos los que estuvimos a su lado. ¿Qué mejor manera de morir sabiendo que tu vida mereció la pena vivirla por la felicidad de los demás?.

En mi alma, por siempre, te dedico estas palabras, Juan. Sé feliz siempre.

1 comentario:

mel dijo...

Que bueno que puedas recordarlo de esa manera. No tengo palabras, te mando un abrazo de consuelo.