viernes, febrero 09, 2007

Causalidades

Esta mañana me he levantado recordando a un gran amigo de la mili, que falleció en un trágico accidente de autobús cuando iba a disfrutar de un permiso de Navidad.

Hoy tenía que llevar mi coche para ir a trabajar, pues después tenía que gestionar unos papeles importantes. Dió la causalidad que no encontré aparcamiento en Cuatro Vientos, muy cerca del cuartel donde hice la mili. Me equivoqué de calle buscando aparcamiento, y me metí en una avenida (la Avenida de la Aviación), y pasé justamente por la puerta del cuartel, justo por la que estaban las camaretas de recluta, donde conocí a Casiano.

Llevé el coche hacia Aluche por la Avenida General Fanjul, y encontré aparcamiento justo en la boca del metro Las Águilas.

A la vuelta, cuando me dirigía hacia Las Rozas, muy cerca de la boca del metro, encontré la bodega donde juntos nos escapábamos con las furgonetas del cuartel a tomar algo y a comprar bebida para la noche dentro del cuartel, haciendo las imaginarias.

No había pensado en ir por esos lugares. Simplemente surgieron de forma improvisada, y ese cúmulo de recuerdos, junto con ese recuerdo que tuve al despertarme me lleva a pensar en muchas cosas.

No creo en las casualidades, sino en las causalidades: una serie de acontecimientos que parecen coincidir extraordinariamente sin que uno lo comprenda. Debe existir alguna razón por la cual hayan surgido todos estos acontecimientos, como por arte de magia. Quizá sea un recordatorio de que sólo siendo gran amigo, viviendo la vida, proporcionando alegría y felicidad, uno será recordado después de la muerte. Quizá sea un mensaje o un recordatorio de que la vida puede acabar en cualquier instante. Un recordatorio de lo importante que es aprovechar este mismo instante, porque sabes que es lo único que tienes en esta vida, porque ni los instantes vividos ni los instantes por vivir te pertenecen. Sólo te pertenece este instante. Y ni todos los imperios, ni todos los castillos ni mansiones, ni todos los coches, ni todos los yates, ni todos los terrenos, ni todos los tesoros pueden pertenecerte, porque tú perecerás y no te llevarás nada. Y lo que recordarán de tí no serán tus posesiones, que serán motivo de discordia y de disputas, y serán malgastadas o perdidas. Lo que de tí recordarán será la clase de hombre o de mujer que fuiste, y, especialmente, lo que hiciste.

Estas causalidades me dicen que no he de esperar un momento especial en el futuro para ser bueno, para hacer grandes cosas, para dar lo mejor de mí, porque el tiempo pasa sin retorno y la muerte te puede sorprender antes de que te decidas a emprender esas acciones. Ahora vivo; después no sé. Por ello, estas causalidades me dicen que es éste, y precisamente ÉSTE, es el instante en el que demostrar que eres una gran persona, que puedes amar sin medida, que puedes ayudar, que puedes hacer feliz, que puedes hacer sonreír, que puedes levantarte, que puedes conseguir eso que te propones, que puedes jugar con tus hijos mientras aún sean niños, que puedes plantar un árbol, que puedes hacer una vejez plácida y feliz a tus padres aunque estén divorciados; que puedes besar a tu pareja aunque hayas discutido con ella, que puedes sonreír para aplacar un ciclón, que puedes resolver un gran dilema, que puedes llamar a esa persona con la que discutiste hace años y no has vuelto a ver, que puedes perdonar, que puedes encontrar la paz en mitad de una tempestad... ¿Cómo?. Haciendo de este instante algo único e irrepetible. Y una vez que haya pasado y se te presente otro instante, agradecer que sigues aquí para tener la oportunidad nuevamente de hacerlo también único e irrepetible.

No quiero despedirme de esta reflexión sin antes cerrar este conjunto de causalidades. Casiano tuvo el accidente en las navidades de 1991. Por aquel entonces, internet no existía en España. En aquella época existían las BBS, las cuales se realizaban mediante conexiones costosas vía modem de teléfono, mediante pantallas de texto.

Curiosamente tecleé el nombre de Casiano Barros Bastos en Google, y el diario El País guardaba aún esta noticia:

http://www.elpais.com/articulo/madrid/MADRID/heridos/accidente/
autocar/continuan/graves/elpepuespmad/19910102elpmad_3/Tes


Dedicado a Casiano Barros Bastos, un ejemplo de alma, corazón, alegría y bondad. Descansa en paz.

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