Sencillo cuento que nos pone en una situación muy cotidiana: el saber.
Dos sufis que caminaban juntos tuvieron que cruzar una pasarela situada sobre un río.
-¡Mira como saltan de alegría los peces! -dijo uno de los sufis.
-Tú no eres un pez -dijo el otro-, ¿cómo puedes saber lo que le da alegría a los peces?.
-Tú no eres yo, ¿cómo puedes saber que ignoro lo que le da alegría a los peces?
-Es cierto que yo no soy tú y que no sé lo que sabes y lo que ignoras. Pero sí sé que tú no eres un pez y por consiguiente, no sabes lo que da alegría a los peces.
-Vuelvo a tu primera pregunta. Me has preguntado ¿cómo puedes saber lo que da alegría a los peces? Al planteármelo así has admitido que conozco la respuesta.
-Y bien, ¿cómo lo has sabido?
-Muy sencillo, ¡cruzando la pasarela!
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