lunes, agosto 14, 2006

Un fin de semana con Esperanza

Ayer despedí a Esperanza en la estación de Atocha de Madrid. Mientras la observaba subir a su tren desde el otro andén, un doble sentimiento cruzaba mi alma. Doble por ser dos sentimientos compatibles y a la vez enfrentados. Uno triste, por ver partir a una amiga muy especial. Otro alegre, por haber vivido con ella uno de los mejores fines de semana de mi vida.

Hace apenas siete meses conocí a Esperanza a través de Skype, un programa de mensajería y telefonía online. Yo estaba solo en una sala del Abbey National Bank, en Milton Keynes, un pequeño pueblo de Reino Unido. Era un frío y triste día de Enero. Mi proyecto estaba condenado a perecer bajo la oscura influencia de los recortes presupuestarios del BSCH. Estaba muy preocupado, pues hacía apenas dos meses había dejado un trabajo estupendo en Telefónica para embarcarme en una aventura internacional, y estaba viendo que las cosas se estaban torciendo drásticamente, y que en breve podría terminar visitando la oficina de empleo.

Había instalado recientemente Skype, con el fin de poder hablar con mi mujer y mi hija, ahorrando costes de teléfono. Aquella tarde una ventana de Skype apareció en el monitor de mi ordenador portátil, saludándome: "hola???". Aquella única palabra fue la chispa que encendió el fuego de una hermosa y gran amistad.

Yo no era de las personas a las que le encanta "chatear". En todos mis años conectado a la red de redes, nunca me había gustado hablar con nadie, y menos durante el trabajo. Pero aquel día, sin nada mejor qué hacer que devanarme inútilmente los sesos en fútiles conjeturas, contesté.

Esperanza sufre una anorexia nervosa desde hace bastantes años, y en aquel momento sufría una de sus peores etapas, unido a otra serie de problemas más personales. Ella necesitaba hablar de ello con alguien, y confió en mí.

En aquellos momentos yo estaba sufriendo una crisis de identidad. Ya no sabía qué hacer con mi vida laboral y personal. Estaba muy lejos de mi familia, y las perspectivas en mi trabajo no eran nada alentadoras. Había tenido una carrera laboral envidiable, pero no era feliz con lo que hacía. Me faltaba algo, y me sobraban muchas cosas.

Podía haber "pasado" de los problemas de Esperanza. Podía haber hecho "oídos sordos". Podía haber evitado más conversaciones con ella. Podía haber dicho "bastantes problemas tengo yo ya, como para encima tener que cargar con otros". Todo esto es lo habitual y lo normal en la gente: ser egoísta y evitar tener más problemas.

Doy gracias por ser "tonto" y caer en esa red que lanzan esas personas a evitar con sus problemas, en la que te enredan y te atrapan (que nadie malinterprete esta frase, ya que es una ironía).

Así, empecé a ayudar a Esperanza simplemente escuchándola y comprendiéndola. Gracias a que me abrió su corazón, pude conocerla como nadie lo ha hecho, y en ella descubrí a uno de los seres más grandes y carismáticos que he conocido. Dentro de ella había mucho más de lo que el mundo ve.

Por culpa de aquellos que "no son tontos", como yo, de aquellos que no sólo "pasan" de ella, si no que además la critican, la humillan en público, la ponen en ridículo, la evitan e incluso la hacen zancadillas, Esperanza estaba sumida en un pozo, en un remolino autodestructivo, que la hundía más y más, sin autoestima y sin fuerzas para seguir luchando.

A Esperanza le ofrecí mi apoyo, mi amistad incondicional, mi corazón y mi amor (que nadie piense mal). La escuché, la comprendí, la aconsejé, la levanté la moral, hice crecer su autoestima, a confiar en sí misma, a ser más independiente, a atreverse a tomar sus propias decisiones, a "pasar" de las críticas ajenas...

Me gusta escuchar a la gente. Me encanta que me cuenten sus problemas, que confíen en mí. Me encanta sentir sus preocupaciones, sus inquietudes, sus miedos. Me encanta comprobar que al final de estas conversaciones, estas personas se liberan de una gran carga y su atormentada alma recupera aliento y fuerzas. Me encanta dar consejos, o por lo menos emitir opiniones u otros puntos de vista. Me encanta todas esas veces que puedo levantar el ánimo a otra persona que lo tiene bajo mínimos. Me encanta ayudarles, aunque sea escuchándoles, regocijándome en sus penas, apoyándoles, en tenderles una mano amiga. No les voy a solucionar el problema, pero el saber que no están solos en su infierno ya es por sí mismo una gran ayuda.

Esperanza es hoy una mujer distinta a la mujer que conocí aquella fría y triste tarde de Enero. Fue una mustia flor que con un poco de abono, agua y amor, ha rejuvenecido hasta ser la más hermosa del jardín. Y lo demostró venciendo sus miedos, teniendo coraje, cambiando el "chip", queriendo ser feliz. El brillo de sus ojos y la sonrisa de su cara son totalmente distintos. Hoy es mucho más feliz.

La venero, la idolatro y la quiero como a una hermana. Estoy orgulloso de Esperanza, y para mí es un ejemplo a seguir en la vida. Es más, mucho más: es el ejemplo más clarividente que hace honor a su propio nombre.

Siento mucho toda esta literatura, pero quería expresar brevemente aquello que me involucra en la historia de Esperanza, y que gracias a ella comencé a aventurarme en este blog. Después de esta introducción, estaré encantado de comentaros qué hicimos durante este entrañable fin de semana.

Esperanza llegó a Madrid a eso de las nueve de la noche del viernes. La recogí en Atocha, junto con mi esposa y mi hija. Dejamos su equipaje en mi casa, y fuimos a cenar a Xanadú, un enorme centro comercial y de ocio. Estuvimos cenando en un restaurante italiano, y todos disfrutamos de una cena encantadora. Después, fuimos a tomar un refrigerio a una terraza hasta la una de la madrugada. Ya en casa, Esperanza y yo estuvimos hablando hasta las cuatro de la mañana. La verdad es que disfrutamos mucho de esas conversaciones, en las que lo más interno de nuestra naturaleza humana sale, para comprenderlo y reflexionar sobre ello. Cuando se está tan bien, el tiempo pasa volando, y no deseas que se acabe nunca.

El sábado por la mañana fuimos a Madrid. Visitamos el centro, curioseando en las tiendas que hay en la Puerta del Sol y callejando por sus concurridas calles. Después fuimos a comer al Restaurante Las Cuevas del Duque, el cual regenta mi hermano Carlos. Allí degustamos de algunas de las mejores viandas de Madrid (no lo digo porque sea mi hermano, si no porque es así).
Por la tarde tenía previsto ir a la Warner Bross Park, para divertirnos un poco con mi hija. Pero después de tanto paseo, todos estábamos muy cansados.

Al final, como suele ocurrir, tuve que cancelar toda mi planificación para improvisar. La tarde la pasamos descansando en mi casa. Después de cenar fuimos a casa de mi madre, quien hasta la una de la mañana, se dedicó a echarnos las cartas del Tarot. Aunque parezca mentira, lo pasamos genial, ya que acudieron Edu y Alfredo (mis dos mejores amigos), y las sesiones tarotistas se tergiversaron y dieron lugar a unos momentos divertidos y entrañables.

A la una de la mañana dejamos a mi mujer y a mi hija en casa, y fuimos de marcha a una terraza-discoteca, donde disfrutamos de la música, el ambiente, las copas y, sobre todo, de la compañía y de la conversación, hasta las cuatro de la mañana.

El domingo fuimos a desayunar todos, y nos dirijimos a la estación de Atocha, en donde disfrutamos de unos momentos preciosos en el "invernadero", una zona de la estación en la que hay un jardín lleno de palmeras y árboles, muy parecido a una selva, con un estanque lleno de tortugas y nenúfares.

Acompañamos a Esperanza hasta el mismo andén. Nos despedimos con un sentimiento muy bonito.

Vivimos intensamente dos días. Vivimos el momento, disfrutando de nuestra compañía, de nuestra presencia, de nuestro calor humano. Extraímos de cada segundo lo mejor de nosotros mismos, y esa esencia se ha grabado a fuego en nuestros corazones.

Soy feliz.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Que es la amistad?. Tener confianza en una persona sabiendo con certeza que no te puede fallar, por lo tanto es fiel a ti mismo y a la vez a si mismo, por que confia en sus principios, donde no desea ningun daño hacia la persona, si no al contrario, queriendo todo tu bienestar y felicidad para que puedas disfrutar plenamente de una existencia repleta de alegrias.

Es altruismo, respeto, cariño, ayuda, compresion, empatia, sufrimiento, es equilibrio de saber estar entre dos personas, es una fuerza universal o una percepcion realmente extraordinaria entre ambas. Estas personas, a las que llamamos amigos de confianza, siempre estan donde los necesitas, en los malos momentos y tambien, no seamos egoistas en los buenos, por que tienen mas derecho que nadie de acompañarte en tus exitos, porque tambien lo viven sin ninguna envidia.

Si tienes una gran amistad en tu vida tienes un tesoro que la mayoria de las veces no sabemos apreciarlo, debiendo darnos cuenta del error, por que la amistad como en el amor hay que ser correspondido, cada uno en su justa medida. pero si realmente tienes dos amigos se puede decir que es casi utopico y a la vez muy afortunado y no digamos si tiene mas...

Tenemos que dar nuestro granito de arena para mantener la amistad, que sea solida como una roca, por que un buen amigo no se puede pagar ni con todo el dinero del mundo, por que no tiene precio. Todos necesitamos de todos para poder sobrevivir en este planeta, donde la vida cambia dia a dia, minuto a minuto, incluso segundo a segundo. Por esa razon hay que tratar con educacion a la personas que estan en tu convivencia y a las que estan por venir, seguramente este sea el primer paso para construir una ingente amistad.

Quiero expresar en esta humilde opinion a una persona, que tengo mucho aprecio, y demostrar lo que es, un gran amigo de corazon, respetable, sincero y sencillo que siempre ha estado cuando en mi vida lo necesitaba, sintiendome apoyado por este, para escaparme de los problemas que he tenido, desde aqui incito a todas las personas que lean mi articulo a que sigan el ejemplo de este personaje,llamado Rafael, teniendo la gran fortuna de conocerle, y dandole las gracias por haberme enseñado la palabra "AMISTAD".

A. Torres

Anónimo dijo...

asi me gusta sin poner ninguna foto en la que salga yo, muchas gracias, compañero.

Edu

Rafael Hernampérez dijo...

Muchas gracias a los dos por vuestros comentarios, especialmente a Alfredo, que no se queja por ver su foto publicada ;-)

Un amigo es una parte de tu ser que te complementa, de tu propia naturaleza, pero que no está contigo si no fuera de ti. Creo que nuestra esencia fue dispersada en varios seres, y que al unirse a nosotros, lo llamamos amistad.

Alfredo, Edu, mis más caros amigos. Muchas gracias por aceptarme a pesar de todos mis defectos.

Un saludo,



Rafael Hernampérez