jueves, julio 27, 2006

El pescador


Esta una historia anónima que incluso he llegado a ver en alguna película. Espero que disfruteis de ella:

Un poderoso banquero llegó a un muelle de un pequeño pueblo costero, y allí se encontró un bote con un pescador. Dentro del bote había algunos peces de considerable tamaño.

- Esos peces son unos magníficos ejemplares - alabó el banquero.
- Gracias - contestó el pescador.
- ¿Cuánto tiempo ha invertido en esa pesca?
- Sólo apenas un rato.
- ¿Por qué no se queda más tiempo y así consigue más peces?
- Bueno, esto es más que suficiente para mis necesidades y las de mi familia.
- ¿Y qué hace el resto de su tiempo?
- Duermo mucho, me levanto tarde, pesco un poco, juego con mis hijos, me echo una siesta con mi esposa, me tomo algún vino por las noches y me divierto con mis amigos. Mi vida es tranquila y agradable.
- Eso está muy bien. Yo soy banquero, he estudiado en una de las más prestigiosas universidades del mundo, y creo que podría ayudarte. Si inviertes un poco más de tiempo en la pesca, conseguirías más peces, los cuales podrías vender, y poder comprarte un bote más grande. Con ese bote podrías pescar más peces, y con los ingresos podrías comprarte más botes, y podrías tener toda una flota de botes. Si en lugar de vender el pescado a un intermediario lo haces directamente a un procesador, no tardarías en convertirte en un procesador. Podrías controlar la producción, el procesamiento y la distribución del pescado. Podrías salir de este pequeño pueblo, mudarte a la capital y expandir aún más tu empresa.
- ¿Cuánto se tardaría en conseguir todo eso? - preguntó el pescador.
- En el mejor de los casos unos 15 años. En el peor, yo creo que entre 20 y 25 años.
- ¿Y después qué?
El banquero se reía a carcajadas.
- Esa es la mejor parte - contestó el banquero - Aprovecharías el mejor momento del mercado para vender todas tus acciones y tu empresa. Serías inmensamente rico... Millonario!!!!
- ¿Millonario?. ¿Y después qué?
- Pues, te podrías retirar, mudarte a un pueblecito costero, dormir mucho, pescar un poco, jugar con tus hijos, echarte la siesta con tu mujer, tomarte un vino todas las noches con tus amigos...
El pescador contestó:
- ¿Acaso no es todo eso lo que ahora tengo?

¡Cuántas vidas se desperdician buscando inútilmente una felicidad que ya poseemos pero que no vemos!. La felicidad verdadera consiste en amar lo que tenemos, sin lamentarnos de lo que nos falta. La felicidad es un trayecto, no un destino.

No hay comentarios: