viernes, junio 16, 2006

Chapeau

Chapeau (sombrero en francés) es una expresión que se utiliza como reconocimiento, como muestra de admiración por algo que se ha hecho. Es lo mismo que nuestra castellana expresión "quitarse el sombrero", en referencia a una antigua costumbre de respeto y de idolatría por alguien que está en lo más alto.

Me quito el sombrero, amigos lectores, ante una persona a quien desde hace muchos años envidiaba (sanamente, por supuesto), y con el que me he metido y he bromeado en incontables ocasiones. Un ser popular que millones de personas tiranizaron (y aún hoy lo siguen haciendo) debido a su modo de hacer las cosas. Para mi fue un visionario, además de alguien que se aprovechó de muchas personas y de utilizar triquiñuelas para llegar a ser el hombre más rico del mundo. Lo habéis adivinado: se trata de William Henry Gates III, más conocido como Bill Gates, presidente y fundador de Microsoft.

Desde hace algunos años he ido observando un cambio en este peculiar personaje, y es que, lejos de su ambición de ser ser cada vez más y más rico, ha ido realizando millonarias donaciones benéficas a favor de la educación y la salud mundial, especialmente de las personas más necesitadas. Recientemente recibió un premio Príncipe de Asturias por su bondad y altruismo.

Bill Gates anunció ayer que abandonará sus tareas como máximo responsable del emporio Microsoft, y dedicarse la mayor parte de su tiempo a la caridad. Lo anunció con las siguientes palabras:

"Creo que una gran riqueza va acompañada de una gran responsabilidad, la de devolver a la sociedad lo que ésta te ha dado, y la de asegurarse que estos recursos se administran de la mejor manera posible a aquellos que la necesitan".

Detrás de estos actos adivino a ver qué está experimentando Bill Gates desde hace unos años, ya que yo lo he vivido a un nivel muy inferior. Las riquezas son un líquido que se evapora en la copa que da de beber a tu espíritu. La sed espiritual no se sacia comprando nada, si no dando desinteresadamente. No con lo que el dinero pueda comprar, si no ayudando de verdad a los que realmente lo necesitan. Ofrecer simplemente uno de tus hombros para que otro pueda reposar su cabeza, llorar y descargar su pesar, simplemente eso, sacia con creces la sed de tu espíritu.

Chapeau, Bill Gates.

No hay comentarios: