miércoles, abril 26, 2006

El laberinto

Poseo una gran herida en mi corazón.
Mi alma se desgarra con el sufrimiento.
Mis ojos se ahogan en un mar de lágrimas.

En mi paz se ha infiltrado la adversidad.
Tengo problemas que me devoran.
Por más que he luchado
más me han derrotado las preocupaciones.

Al principio fue un duro golpe;
ahora son innumerables.
El camino se ha hecho enredoso:
¡Estoy dentro de un laberinto!

¿Qué camino he de escoger?
Elija el camino que elija
estaré perdido totalmente.

¿Qué tengo qué hacer?
Haga lo que haga
terminaré por no hacer nada

¡Estoy desesperado!
¡No sé dónde ir!
¡No sé qué hacer!

¡Qué necio soy!
¡He construido laberintos en mi vida,
y nunca salgo de ellos!

Mas ahora poseo la sabiduría de los siglos:
El hombre se preocupa de lo que no debiera.
El hombre exagera sus males y así los acepta.
El hombre fantasea y termina por desesperarse.
El hombre conoce su mal
pero es tan estúpido que le gusta.

Jamás incurriré en el hábito de construir laberintos.
No daré tanta importancia a mis males
y de esta manera no se multiplicarán.
Dejaré de pensar en mis males
y de este modo evitaré la desperación.

No hay comentarios: