Un manantial de sabiduría cuyas frescas aguas revitalizan el espíritu y dan energías para continuar el camino en la vida.
domingo, noviembre 30, 2008
Mi frase
Más que temer mis errores, temo las consecuencias de los errores ajenos en mí. Rafael Hernampérez
Madurez
Anónimo
Madurez es la habilidad de controlar y equilibrar pensamiento, voluntad y sentimientos.
Madurez es paciencia. Es el saber posponer el placer inmediato en favor de un beneficio de largo plazo.
Madurez es perseverancia. Es la habilidad para cumplir las metas y sacar adelante un proyecto o una situación a pesar de las dificultades.
Madurez es la capacidad de tomar una decisión y sostenerla. Los inmaduros pasan su vida explotando posibilidades para al fin no hacer nada.
Madurez es la capacidad de encarar disgustos y frustraciones, incomodidades y derrotas, sin queja ni abatimiento.
Madurez es humildad. Es ser suficientemente grande para decir “me equivoqué” y, cuando esté en lo correcto, la persona madura no necesita experimentar la satisfacción de decir “te lo dije”.
Madurez significa confiabilidad. Mantener la palabra, superar las crisis. Los inmaduros son maestros de la excusa; son los confusos y desorganizados. Sus vidas son una confusión de promesas rotas, amigos perdidos, negocios sin terminar y buenas intenciones que nunca se convierten en realidad.
Madurez es el arte de vivir en paz y armonía con las personas y las cosas que nos rodean.
Madurez es la habilidad de controlar y equilibrar pensamiento, voluntad y sentimientos.
Madurez es paciencia. Es el saber posponer el placer inmediato en favor de un beneficio de largo plazo.
Madurez es perseverancia. Es la habilidad para cumplir las metas y sacar adelante un proyecto o una situación a pesar de las dificultades.
Madurez es la capacidad de tomar una decisión y sostenerla. Los inmaduros pasan su vida explotando posibilidades para al fin no hacer nada.
Madurez es la capacidad de encarar disgustos y frustraciones, incomodidades y derrotas, sin queja ni abatimiento.
Madurez es humildad. Es ser suficientemente grande para decir “me equivoqué” y, cuando esté en lo correcto, la persona madura no necesita experimentar la satisfacción de decir “te lo dije”.
Madurez significa confiabilidad. Mantener la palabra, superar las crisis. Los inmaduros son maestros de la excusa; son los confusos y desorganizados. Sus vidas son una confusión de promesas rotas, amigos perdidos, negocios sin terminar y buenas intenciones que nunca se convierten en realidad.
Madurez es el arte de vivir en paz y armonía con las personas y las cosas que nos rodean.
domingo, noviembre 23, 2008
Mi frase
Únicamente ganarás una discusión si de ella obtienes una sincera amistad. Rafael Hernampérez
La frase del día
No es porque las cosas son difíciles que no nos atrevemos; es porque no nos atrevemos que son difíciles. Séneca
El libro de la vida
Anónimo
Tu vida es como un libro. El título que lleva es tu nombre. El prefacio es tu introducción al mundo. Las páginas son las crónicas diarias de tus esfuerzos. El asunto principal de tu libro puede ser la profesión, el negocio, el amor, la ciencia, la literatura o la religión.
Día a día tus pensamientos y tus actos se inscriben en él, como evidencia de tu éxito o de tu fracaso.
Lo que anotes en cada una de las páginas es de vital importancia, y queda escrito por siempre.
Un día habrá que escribir en ese libro la palabra “fin”. Haz que entonces que tu libro sea un modelo de nobles propósitos y de servicio generoso al mundo.
Sé valiente, esfuérzate, da lo mejor de ti mismo, y aparecerá escrito en lo mejor de tu vida.
Tu vida es como un libro. El título que lleva es tu nombre. El prefacio es tu introducción al mundo. Las páginas son las crónicas diarias de tus esfuerzos. El asunto principal de tu libro puede ser la profesión, el negocio, el amor, la ciencia, la literatura o la religión.
Día a día tus pensamientos y tus actos se inscriben en él, como evidencia de tu éxito o de tu fracaso.
Lo que anotes en cada una de las páginas es de vital importancia, y queda escrito por siempre.
Un día habrá que escribir en ese libro la palabra “fin”. Haz que entonces que tu libro sea un modelo de nobles propósitos y de servicio generoso al mundo.
Sé valiente, esfuérzate, da lo mejor de ti mismo, y aparecerá escrito en lo mejor de tu vida.
martes, noviembre 18, 2008
Mi frase
Siempre habrá alguien que te criticará desde la barrera, pero nadie bajará a la arena para ponerse delante de tu toro. Rafael Hernampérez
La frase del día
Aquel que tiene un por qué para vivir se puede enfrentar a todos los cómos. Friedrich Wilhelm Nietzsche
El café
Anónimo
Un grupo de profesionales, todos triunfadores en sus respectivas carreras, se juntó para visitar a su antiguo profesor. Pronto la charla devino en quejas acerca del interminable 'stress' que les producía el trabajo y la vida en general.
El profesor les ofreció café. Fue a la cocina y pronto regresó con una cafetera grande y una selección de tazas de lo más ecléctica: de porcelana, plástico, vidrio, cristal... unas sencillas y baratas, otras decoradas, unas caras, otras realmente exquisitas...
Tranquilamente les dijo que escogieran una taza y se sirvieran un poco del café recién preparado. Cuando lo hubieron hecho, el viejo maestro se aclaró la garganta y con mucha calma y paciencia se dirigió al grupo:
- Se habrán dado cuenta de que todas las tazas que lucían bonitas se terminaron primero y quedaron pocas de las más sencillas y baratas; lo que es natural, ya que cada quien prefiere lo mejor para sí mismo. Ésa es realmente la causa de muchos de sus problemas relativos al 'stress'.
Hizo una pausa para que asimilaran sus palabras. Después prosiguió:
- Les aseguro que la taza no le añadió calidad al café. En verdad la taza solamente disfraza o reviste lo que bebemos. Lo que ustedes querían era el café, no la taza, pero instintivamente buscaron las mejores. Después se pusieron a mirar las tazas de los demás.
Hizo otra pausa, y con una sonrisa les dijo:
- Ahora piensen en esto: La vida es el café. Los trabajos, el dinero, la posición social, etc. son meras tazas, que le dan forma y soporte a la vida y el tipo de taza que tengamos no define ni cambia realmente la calidad de vida que llevemos. A menudo, por concentrarnos sólo en la taza dejamos de disfrutar el café. ¡Disfruten su café! La gente más feliz no es la que tiene lo mejor de todo sino la que hace lo mejor con lo que tiene.
Un grupo de profesionales, todos triunfadores en sus respectivas carreras, se juntó para visitar a su antiguo profesor. Pronto la charla devino en quejas acerca del interminable 'stress' que les producía el trabajo y la vida en general.
El profesor les ofreció café. Fue a la cocina y pronto regresó con una cafetera grande y una selección de tazas de lo más ecléctica: de porcelana, plástico, vidrio, cristal... unas sencillas y baratas, otras decoradas, unas caras, otras realmente exquisitas...
Tranquilamente les dijo que escogieran una taza y se sirvieran un poco del café recién preparado. Cuando lo hubieron hecho, el viejo maestro se aclaró la garganta y con mucha calma y paciencia se dirigió al grupo:
- Se habrán dado cuenta de que todas las tazas que lucían bonitas se terminaron primero y quedaron pocas de las más sencillas y baratas; lo que es natural, ya que cada quien prefiere lo mejor para sí mismo. Ésa es realmente la causa de muchos de sus problemas relativos al 'stress'.
Hizo una pausa para que asimilaran sus palabras. Después prosiguió:
- Les aseguro que la taza no le añadió calidad al café. En verdad la taza solamente disfraza o reviste lo que bebemos. Lo que ustedes querían era el café, no la taza, pero instintivamente buscaron las mejores. Después se pusieron a mirar las tazas de los demás.
Hizo otra pausa, y con una sonrisa les dijo:
- Ahora piensen en esto: La vida es el café. Los trabajos, el dinero, la posición social, etc. son meras tazas, que le dan forma y soporte a la vida y el tipo de taza que tengamos no define ni cambia realmente la calidad de vida que llevemos. A menudo, por concentrarnos sólo en la taza dejamos de disfrutar el café. ¡Disfruten su café! La gente más feliz no es la que tiene lo mejor de todo sino la que hace lo mejor con lo que tiene.
sábado, noviembre 15, 2008
viernes, noviembre 07, 2008
Mi frase
Aburrirse en restarse vida. Es malgastar un tiempo que nunca se recuperará. Rafael Hernampérez
Mi otra mujer
Anónimo
Mi esposa me recomendó salir con otra mujer.
- Tú sabes que la amas. – me dijo un día, tomándome por sorpresa – La vida es muy corta. Dedícale tiempo.
- Pero yo te amo a tí – protesté.
- Lo sé. Pero también la amas a ella.
La otra mujer a quien mi esposa se refería era mi madre, viuda desde hace años. Por exigencias de mi trabajo y mis hijos, sólo podía visitarla ocasionalmente.
Esa noche la llamé para invitarla a cenar y al cine.
- ¿Qué te ocurre? ¿Estás bien? - preguntó.
Mi madre es una mujer que una llamada tarde en la noche, o una invitación sorpresiva es indicio de malas noticias.
- Creí que sería agradable pasar algún tiempo contigo. – le respondí – Los dos sólos. ¿Qué opinas?
Reflexionó sobre ello un momento y me respondió:
- Me gustaría muchísimo.
Ese viernes, mientras conducía para recogerla después de mi trabajo, me encontraba muy nervioso. Era el nerviosismo que antecede a una cita.
Cuando llegué a su casa, observé que ella estaba muy emocionada. Me esperaba en la puerta con su viejo abrigo, el vestido con el que celebró su último aniversario de bodas y con su pelo rizado. Su rostro sonreía. Irradiaba luz, como un ángel.
- Les dije a mis amigas que iba a salir con mi hijo. - me dijo mientras subía al automóvil – Se mostrar muy emocionadas. No podrán esperar a mañana para escuchar acerca de esta velada.
Fuimos a un restaurante, no muy elegante pero sí muy acogedor. Mi madre se aferró a mi brazo hasta que nos sentamos. Le leí el menú, mientras sus ojos sólo parecían ver grandes figuras.
En la mitad de la comida, mi madre, sentada al otro lado de la mesa, sólo me miraba con una sonrisa nostálgica.
- Era yo quien te leía el menú cuando eras pequeño – me dijo - ¿Lo recuerdas?
- Sí – respondí – Por ello, es hora de que te relajes y me dejes devolverte el favor.
Durante la cena estuvimos conversando. No fue nada extraordinario, tan sólo ponernos al día el uno y el otro. Pero hablamos tanto que se nos pasó la hora del cine.
Al final de la velada, dejé a mi madre en su casa.
- Saldré contigo otra vez con la condición de que me dejes invitarte – me dijo, con la sonrisa picaresca de una adolescente.
- Como quieras – respondí, dándole un beso y un abrazo.
Al llegar a casa, mi mujer estaba esperándome.
- ¿Qué tal la cita? - preguntó.
- Muy bien, - respondí – mucho mejor de lo que imaginé.
Unos días mas tarde mi madre murió de un infarto. Fue todo muy rápido e inesperado.
Al poco tiempo, recibí un sobre del restaurante donde habíamos cenado mi madre y yo. Tenía una nota de mi madre:
“La cena está pagada por anticipado. Estaba casi segura de que no podría estar allí, pero de todas maneras pagué una cena para dos: para ti y para tu esposa. Jamás podrás entender lo que aquella noche significó para mí. Te amo”
En ese momento comprendí la importancia de decir a tiempo “te amo”, y de darles a nuestros seres queridos el espacio que se merecen. Nada en la vida será más importante que tu familia, y hay que darle tiempo, porque la familia no puede esperar.
Mi esposa me recomendó salir con otra mujer.
- Tú sabes que la amas. – me dijo un día, tomándome por sorpresa – La vida es muy corta. Dedícale tiempo.
- Pero yo te amo a tí – protesté.
- Lo sé. Pero también la amas a ella.
La otra mujer a quien mi esposa se refería era mi madre, viuda desde hace años. Por exigencias de mi trabajo y mis hijos, sólo podía visitarla ocasionalmente.
Esa noche la llamé para invitarla a cenar y al cine.
- ¿Qué te ocurre? ¿Estás bien? - preguntó.
Mi madre es una mujer que una llamada tarde en la noche, o una invitación sorpresiva es indicio de malas noticias.
- Creí que sería agradable pasar algún tiempo contigo. – le respondí – Los dos sólos. ¿Qué opinas?
Reflexionó sobre ello un momento y me respondió:
- Me gustaría muchísimo.
Ese viernes, mientras conducía para recogerla después de mi trabajo, me encontraba muy nervioso. Era el nerviosismo que antecede a una cita.
Cuando llegué a su casa, observé que ella estaba muy emocionada. Me esperaba en la puerta con su viejo abrigo, el vestido con el que celebró su último aniversario de bodas y con su pelo rizado. Su rostro sonreía. Irradiaba luz, como un ángel.
- Les dije a mis amigas que iba a salir con mi hijo. - me dijo mientras subía al automóvil – Se mostrar muy emocionadas. No podrán esperar a mañana para escuchar acerca de esta velada.
Fuimos a un restaurante, no muy elegante pero sí muy acogedor. Mi madre se aferró a mi brazo hasta que nos sentamos. Le leí el menú, mientras sus ojos sólo parecían ver grandes figuras.
En la mitad de la comida, mi madre, sentada al otro lado de la mesa, sólo me miraba con una sonrisa nostálgica.
- Era yo quien te leía el menú cuando eras pequeño – me dijo - ¿Lo recuerdas?
- Sí – respondí – Por ello, es hora de que te relajes y me dejes devolverte el favor.
Durante la cena estuvimos conversando. No fue nada extraordinario, tan sólo ponernos al día el uno y el otro. Pero hablamos tanto que se nos pasó la hora del cine.
Al final de la velada, dejé a mi madre en su casa.
- Saldré contigo otra vez con la condición de que me dejes invitarte – me dijo, con la sonrisa picaresca de una adolescente.
- Como quieras – respondí, dándole un beso y un abrazo.
Al llegar a casa, mi mujer estaba esperándome.
- ¿Qué tal la cita? - preguntó.
- Muy bien, - respondí – mucho mejor de lo que imaginé.
Unos días mas tarde mi madre murió de un infarto. Fue todo muy rápido e inesperado.
Al poco tiempo, recibí un sobre del restaurante donde habíamos cenado mi madre y yo. Tenía una nota de mi madre:
“La cena está pagada por anticipado. Estaba casi segura de que no podría estar allí, pero de todas maneras pagué una cena para dos: para ti y para tu esposa. Jamás podrás entender lo que aquella noche significó para mí. Te amo”
En ese momento comprendí la importancia de decir a tiempo “te amo”, y de darles a nuestros seres queridos el espacio que se merecen. Nada en la vida será más importante que tu familia, y hay que darle tiempo, porque la familia no puede esperar.
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